El síndrome del impostor es un concepto que está muy en boga en el mundo empresarial. Muchos de los trabajadores sienten que están “estafando” en su trabajo por no ser lo suficientemente buenos profesionales, estar lo suficientemente formados, o ser lo suficientemente competentes. A pesar de ser personas exitosas en su trabajo, muchas veces dudan de sus capacidades, fortalezas, virtudes, achacándolas a factores externos como la suerte en lugar de a su propia valía.
Sin embargo, esto es algo que no solo ocurre en el ámbito laboral. Esta sensación es algo que mucho de nosotros podemos vernos reflejados con más probabilidad de la que creemos. En ocasiones, sentimos inseguridades, sensación de no ser lo suficientemente buenos o nos cuesta creernos los piropos o reconocimientos que nos da nuestro alrededor.
Parece que no, pero esta sensación de incompetencia puede tener algunas consecuencias poco deseables en nosotros: vivir con miedo de que se descubra la “realidad”, no conseguir un trabajo que responda a nuestras competencias al no vivirnos como lo suficientemente buenos, no aspirar a cosas buenas ante la sensación de no merecerlo, etc.
Si algo de esto puede resonar en tu persona o en algún momento te has podido sentir identificado/a con lo que hemos ido desarrollando, te queremos plantear una pequeña prueba.
Cuando te cueste creer un reconocimiento que viene del exterior y lo pongas en duda, haz lo siguiente:
- Recoge aquello que te dicen desde fuera. Analiza qué están resaltando y poniendo valor de ti. Si tan asombroso te resulta, pide argumentos y explicación de por qué lo consideran así.
- Una vez que tengas esto, analiza la imagen y opinión de ti mismo/a que tienes respecto a ello. Observa qué cosas coinciden y donde discrepáis.
- Con ambas descripciones de tu persona en la mano, trata de hacer una selección lo más objetiva posible hasta crearte una imagen realista de ti mismo/a respecto a eso de lo que dudas. Esto, te ayudará a tomar conciencia de tu valía y tus competencias.
- Por último, es importante que reflexiones sobre ese pensamiento/sentimiento que te restaba valor e intenta seguir el hilo del que ha salido. ¿De dónde se origina esa imagen negativa e inferior que tenías de ti mismo? Quizás pudo venir de algún momento donde no se te reconoció lo suficiente, alguna comparación injusta en la que saliste mal parado, frases desmotivadoras de figuras importantes… El origen puede ser diverso.
Si después de haber hecho este ejercicio, quieres profundizar y darle más significado a estas reflexiones y experiencias, POP tiene un método de trabajo que puede ayudarte para que entrenes tu psicología a través de 5 circuitos:
- Autoconocimiento: para que analices de manera objetiva junto a un profesional tus fortalezas y áreas de mejora
- Autocontrol: para manejar que el miedo y las inseguridades no te paralicen en aquello que te propongas
- Motivación: para conseguir sacar partido a todo tu potencial
- Empatía: no solo para con los demás, sino también con uno mismo, para encontrar un punto de equilibrio en el que saber cuándo exigirnos y hasta dónde
- Habilidades sociales: para poder relacionarnos con nuestro entorno de una forma en la que nos sintamos más seguros, pudiendo reconocer y poner en valor aquello que te realmente tenemos
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